17 de marzo de 2010

LA TRAGEDIA GRIEGA. ORESTES


En este documento tienes información sobre el teatro griego que te será muy útil antes de leer y ver la tragedia de Eurípides Orestes.

Orestes es el título de la tragedia de Eurípides datada en el año 408 a. C. Su trama está muy relacionada con las tragedias Electra, Ifigenia entre los Tauros e Ifigenia en Áulide.





Personajes

• Electra
• Helena
• Coro de mujeres de Argos
• Orestes
• Menelao
• Tíndaro
• Pílades
• Un mensajero
• Hermíone
• Un siervo frigio
• Apolo


Argumento


Contexto: Orestes, tras haber matado a su madre Clitemnestra, estaba en Argos y seguía siendo perseguido por las Erinias, por lo que se encontraba muy enfermo y era cuidado por su hermana Electra.
En el juicio por el asesinato, los habitantes de Argos están a punto de emitir sus votos. Electra aún conserva la esperanza de que su tío Menelao, interceda para salvarles.


Llegada de Menelao y Helena


Menelao, antes de entrar en la ciudad, ha enviado por delante, de noche, a su esposa Helena, para evitar que ésta pudiera ser agredida por algún argivo que hubiera perdido a un familiar en la guerra de Troya.
Helena se lamenta de la muerte de su hermana pero no culpa a Electra ni a Orestes, pues sabe que el asesinato ha sido instigado por el dios Apolo. Helena envía a su hija Hermíone a la tumba de Clitemnestra para que ofrezca libaciones.

Orestes despierta pero tras un momento de lucidez enloquece y llega a creer que su hermana Electra es una de las Erinias. Luego vuelve a la normalidad. Llega entonces Menelao, al que Orestes le suplica ayuda contra el odio que algunos habitantes de Argos tienen contra él.


Conversación entre Tindáreo y Orestes

Aparece el anciano Tindáreo, padre de Helena y Clitemnestra, que reprocha a Orestes el asesinato de Clitemnestra, pues aunque ésta era culpable de haber matado a Agamenón, merecía un juicio pero no la muerte por su propio hijo.

Orestes replica que su madre Clitemnestra además de haber matado a su padre, tenía a Egisto como amante. Llega a acusar a Tindáreo de tener parte de culpa por haber engendrado a Clitemnestra, indica que si no hubiera vengado a su padre, sería igualmente acosado por las Erinias, que en este caso estarían asistiendo a su padre, y explica que el asesinato lo cometió para obedecer al dios Apolo.

Pero Tindáreo se muestra inflexible, pretende intervenir para favorecer la condena a muerte de Orestes y Electra e insta a Menelao a que no preste su ayuda a su sobrino.

Dudas de Menelao

Orestes, ante las dudas de Menelao, recuerda a éste las deudas de gratitud que debe tener con su familia y particularmente con Agamenón, que comandó las tropas de la expedición de castigo a Troya por el rapto de Helena y permitió el sacrificio de su propia hija Ifigenia para favorecer la partida de las naves.

Menelao indica a su sobrino que no tiene el poder suficiente para aplacar por la fuerza a los ciudadanos de Argos, pero señala que intentará convencerlos mediante el diálogo. Orestes queda decepcionado ante la actitud de su tío.

Pílades

Llega Pílades, primo y amigo de Orestes. Se entera de la situación desesperada de su amigo y le informa de que él ha caído también en desgracia pues ha sido expulsado de su casa por su padre Estrofio por haber ayudado a Orestes en el crimen. Pílades convence a Orestes de que debe dirigirse a los ciudadanos de Argos y convencerlos de que su crimen fue un acto de justicia.

Asamblea

Un mensajero relata a Electra el encuentro que Orestes y Pílades tuvieron con los argivos: En el debate que se entabló sobre si Orestes debía o no morir intervino primero el heraldo Taltibio, que elogió a Agamenón pero no exculpó a Orestes. A continuación, el rey Diomedes mostró que era partidario de que Orestes y su hermana fueran exiliados. Luego intervino otro argivo, que estaba siendo dirigido por Tindáreo, para pedir la condena a muerte de los dos hermanos. Otro argivo, en cambio, propuso que se le pusiera a Orestes una corona y que se le alabara por haber vengado a su padre. Orestes intentó convencer entonces a los argivos de que el crimen fue un acto de justicia, pero no logró. Orestes y Electra fueron condenados a muerte. Pílades además quiere morir con ellos.

Complot contra Helena y Hermíone

Para vengarse de sus desgracias y del nulo apoyo que les prestó Menelao, Pílades y Orestes deciden matar a Helena antes de morir. Electra además cree que si toman a Hermíone como rehén, los tres podrán salvarse.


Un esclavo frigio explica los sucesos posteriores. Orestes y Pílades encerraron a los sirvientes de Helena y se disponían a asesinar a Helena, pero los esclavos consiguieron liberarse y corrieron en ayuda de su ama. Tras ponerlos en fuga, Orestes y Pílades tomaron a Hermíone como rehén, pero en ese momento Helena había desaparecido. A continuación, se disponen a quemar el palacio.
Cuando se presenta Menelao, Orestes amenaza con matar a Hermíone a no ser que convenza a los argivos de que anulen la condena a muerte.

En ese momento aparece Apolo, con Helena a su lado, a la que ha salvado por orden de Zeus y a quien debe conducir junto a los inmortales dioses. Dice a Menelao que debe tomar otra esposa, a Pílades que debe casarse con Electra y a Orestes que debe exiliarse de su tierra, ser juzgado en el Areópago de Atenas y que debe casarse con Hermíone. Además profetiza que será absuelto y que gobernará Argos.





8 de marzo de 2010

EL DESTINO TRÁGICO DE EDIPO

EI mito de Edipo

El mito de Edipo está compuesto de varios episodios que los autores trágicos tornaron corno temas de varias piezas dramáticas. La rnás famosa de estas tragedias es, sin duda, Edipo Rey, de Sófocles. Pero también Los siete contra Tebas, de Esquilo, Edipo en Colono de Sófocles, y Las fenicias, de Eurípides, tratan diversos episodios de la misma saga mítica.

Un destino inexorable


El rey de Tebas, Layo, hijo de Lábdaco, acudió a] oráculo de Delfos a consultar a la pitonisa sobre su destino. Contestó la divinidad con un consejo: Evita tener hijos. Si tienes alguno, matará a su padre y se casará con su madre. Pero Layo y Yocasta engendraron un niño, al que luego decidieron dar muerte, temerosos de la maldición del oráculo. Y ordenaron a un sirviente de palacio que abandonara al niño en el bosque del Citerón, a fin de que allí lo devoraran las fieras del monte.  El servidor lo dejó allí, con un pie taladrado por una fíbula de bronce. Un pastor encontró al niño abandonado y fue a entregarlo a los reyes de Corinto, que, como no tenían descendencia, lo acogieron corno a un hijo propio. El pequeño recibió el nombre de “Edipo”  -que significa “pie hinchado” por la marca que dejó en él aquella herida- y creció en el palacio de Corinto como un príncipe de noble estirpe. Y, ya adolescente, fue a consultar al oráculo del famoso santuario de Delfos sobre su destino. Y el oráculo respondió:

Matarás a tu padre y te casarás con tu madre


El inútil esfuerzo por escapar al destino

El joven Edipo, aterrorizado, decidió no regresar a Corinto para evitar la desdicha. En la encrucijada de la montaña, al salir de Delfos, se topó con  un coche de caballos que estuvo a punto de atropellarlo. Estalló una disputa y Edipo mató al señor del carro, un noble cuyo nombre ignoraba. Era Layo, rey Tebas. Precisamente a Tebas se dirigió luego Edipo. 


El enigma de la Esfinge

La ciudad estaba aterrorizada por un terrible monstruo, que asolaba sus campos y destruía a sus jóvenes. monstruo, mitad mujer, mitad león alado, salió al encuentro del caminante y le planteó una pregunta:

¿Qué animal anda a cuatro pies por la mañana, con dos al mediodía y tres en la tarde?



Edipo resolvió el enigma respondiendo "el hombre" (que avanza a cuatro patas de pequeño, erguido en su plenitud, y con la ayuda un bastón de viejo). Entonces desapareció el monstruo suicidándose, y el joven entró en la ciudad como un héroe salvador. Como premio, allí le aguardaba la realeza y la boda con la reina, la viuda del rey Layo, Yocasta. ¡Se había cumplido la profecía!. La advertencia del oráculo déIfico se había realizado fatídicamente, pese a los esfuerzos del héroe por evitar su destino.

El aciago final de Edipo

Pasaron los años y del matrimonio nacieron cuatro hijos: dos varones, Polinices y Eteocles, y dos muchachas, Antígona e Ismena. Y un día Edipo conoció la terrible verdad sobre su propia historia. Horrorizado, se arrancó los ojos y se condenó a sí mismo al destierro. Yocasta se suicidó. Su hija Antígona acompañó, como lazarillo, al desventurado Edipo en su exilio errante

Los hijos de Edipo

Edipo maldijo a sus dos hijos, que se pelearon por el trono, y acabaron matándose mutuamente a las puertas del muro de Tebas. Luego Antígona, al rendir honores fúnebres a Polinices, al que el rey de Tebas, su tío Creonte, había prohibido enterrar por considerarlo enemigo de la ciudad, fue apresada y condenada a muerte. Fue encerrada una cueva y allí se suicidó. El anciano Edipo vagó hasta su muerte, que fue en la aldea de Colono, cerca de Atenas.